Anclaje de Hábitos y compromiso, las claves para incrementar tu productividad

Los hábitos son básicamente comportamientos ejecutados con el piloto automático cognitivo. En nuestro día a día, la mayor parte de las decisiones que tomamos son rutinas aparentemente sin mucha importancia. Las hábitos cotidianos, como tomar una ducha, hacer ejercicio o simplemente mantener una conversación en el trabajo tienen un impacto directo en nuestra productividad, salud y bienestar.

Algunos de estos hábitos se generan de forma inconsciente y se convierten en rutinas que pueden surgir de gestos sin importancia, de los que no somos muy conscientes y de los cuales resulta difícil deshacerse. Son los llamados hábitos inducidos, como por ejemplo, encender el ordenador al llegar a la oficina, tomar un café a media mañana o lavarnos las manos antes de comer.

Una de los primeras nociones que me impactaron sobre este área del comportamiento y su relación con la productividad, fue del libro “El Poder de los hábitos” de Charles Duhigg que habla del por qué hacemos lo que hacemos. Duhigg nos descubre como dominar los “resortes” que determinan nuestras costumbres personales.

El bucle infinito

Según la ciencia, los hábitos responden a la necesidad de nuestro cerebro que está programado para suprimir cualquier esfuerzo que le suponga un ahorro de energía, por lo que tratará de convertir casi cada acción en hábito. La eficiencia que se consigue de esta gestión de la energía, dejará a nuestra mente libre para dedicarnos a otras acciones de mayor valor, como crear o descubrir nuevas formas de trabajo o aprendizaje.

El bucle de los tres pasos para la formación y consolidación de los hábitos son:

 

  1. La señal que informa o recuerda a nuestro cerebro que active el piloto automático del hábito a utilizar.
  2. La rutina o el comportamiento físico, cognitivo o emocional vinculado con la señal.
  3. La recompensa que nos ayuda a identificar el valor obtenido del resultado de la acción.

Por efecto del tiempo y de la repetición, este bucle de tres pasos, señal-rutina-recompensa, se vuelve automático.

Los hábitos se pueden ignorar, cambiar o sustituir.

Tomar conciencia de como funcionan y nos afectan los hábitos y fragmentar sus componentes puede ayudarnos a modificarlos.

Según Ann Graybel del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussetts), “los hábitos nunca llegan a desaparecer”, si no que quedan registrados en nuestras estructuras cerebrales.

Una conducta nociva, como fumar, estará esperando la señal y la recompensa para que las conexiones neuronales se activen de manera automática, así que siempre hay que permanecer alerta. Crear nuevos hábitos nos costará cierto esfuerzo y perseverancia, ya que implica una asociación automática del estímulo (señal) y la respuesta (recompensa), de una forma inconsciente y casi sin esfuerzo.

Es imprescindible generar NUEVAS conexiones cerebrales que modifiquen determinadas conductas. Si controlamos el bucle del hábito podemos cambiar las rutinas que nos generan resultados negativos o tóxicos.

Reglas de oro para cambiar hábitos.

Si usamos la misma señal y proporcionamos la misma recompensa, podemos cambiar el hábito. Casi todas las conductas se pueden transformar en un nuevo hábito si la señal y la recompensa se mantienen.

Existe un entrenamiento de consciencia llamado “inversión del hábito”, que consiste en identificar las señales que desencadenan una rutina y asociar lo que sentimos después que recibimos un estímulo físico. En cuanto se produce la señal y hemos identificado la recompensa, necesitaremos desarrollar una “respuesta competitiva” que sustituya a la rutina.

Podemos crear un registro de momentos en los que identificamos la señal a lo largo de un día y realizar una nueva respuesta que sustituya a la antigua rutina. Una situación cotidiana, en términos de eficiencia, podría ser responder de forma inmediata una llamada de teléfono, un mensaje de whastapp o de correo cada vez que percibimos el estímulo. En lugar de responder de forma inmediata, podemos sustituir el automatismo de responder, por otra respuesta, que puede ser anotar en el bloc de notas “pendiente de contestar la llamada de Elena”.

Otro factor para este cambio clave es la motivación, estar convencido de que el cambio es posible, para lo que es fundamental identificar los “hábitos básicos o irrenunciables”. Estos son los más importantes, dado que son esenciales para conseguir pequeños triunfos que hacen que el cambio se convierta en algo estimulante y de auténtico valor para uno mismo y para los demás. Compartir con el grupo familia, amigos, compañeros puede ser un factor clave para asegurar el éxito del anclaje de hábitos positivos.

Ideas clave: Anclaje de Hábitos y compromiso, las claves para incrementar tu productividad

  1. Saber como funcionan los hábitos a nivel neuronal y diferenciar los tres pasos del bucle: señal-rutina-recompensa.
  2. Cambiar hábitos no siempre es fácil ni rápido, requiere de compromiso.
  3. Un hábito nocivo no se puede eliminar del todo, porque siempre quedarán las conexiones cerebrales, pero sí se puede sustituir por otros hábitos saludables.
  4. La regla de oro: mantener la señal y la recompensa e incorporarlas a una nueva rutina.
  5. Creer que el cambio es posible, apoyarse en el grupo o entorno.

Acción ¿Te atreves a empezar a transformar un hábito que quieres cambiar?

  1. Identifica el hábito, la señal o señales que lo desencadenan y la
  2. Haz un registro diario con los nuevos hábitos que quieres incorporar a tu día a día.
  3. Introduce los hábitos nuevos en tus rutinas diarias preestablecidas, poco a poco.
  4. Comparte el registro con alguien de tu entorno y pide Feedback