¿Cómo afecta el estrés al sistema nervioso?

Veamos de qué manera el estrés genera cambios en el funcionamiento de nuestro sistema nerviosoEl estrés es una sensación de tensión física o emocional. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que nos haga sentir nerviosos, frustrados o furiosos, por exigirle al cuerpo un rendimiento superior al normal, ante un desafío o demanda extraordinarios.

El eustrés o estrés bueno es un mecanismo adaptativo del organismo, que se correlaciona con un posterior periodo de recuperación y que incluso se puede ver como positivo ante determinadas circunstancias, por ejemplo, antes de dar una ponencia delante de cien personas, es normal que nos pongamos tensos, y esa tensión de forma moderada es beneficiosa ya que nos mantiene despiertos y alerta. Pero ¡cuidado!, si esa tensión, que es normal, se nos va de las manos, puede desembocar en parálisis por miedo.

Cuando la respuesta de estrés se mantiene en el tiempo, no siendo gestionada, y no permitiendo un posterior tiempo de recuperación, se produce lo que se denomina distrés o estrés crónico que es el comúnmente llamado “estrés malo”. A continuación vamos a descubrir qué cambios se dan en nuestro sistema nervioso cuando estamos estresados.

Los efectos del estrés en el cerebro

El estrés en el cerebro incrementa la actividad de varias estructuras del encéfalo para prepararlo ante futuras demandas. Este es el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal o HPA, el cual permite resolver situaciones de estrés a corto plazo ante amenazas de la siguiente manera.

Primero, el hipotálamo libera una hormona especial, la corticotropina (CRH). Esta hormona estimula la glándula pituitaria para que, a su vez, libere otra sustancia: la adrenocorticotropina (ACTH). Esta acción hace que las glándulas suprarrenales segreguen otras tres hormonas más: adrenalina, noradrenalina y cortisol.

El cortisol hace que la glucosa sea liberada, acción necesaria para que el organismo disponga de la energía suficiente para poder estar preparado ante las demandas de la situación. Además, en caso de heridas o lesiones, el cortisol sirve para prevenir inflamaciones. Los músculos reciben sangre y azúcar para aumentar la fortaleza, el cerebro incrementa su concentración para que cuerpo y mente puedan trabajar juntos para conseguir sobrevivir.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es la respuesta fisiológica, adaptativa y necesaria para la supervivencia que se desencadena en nuestro organismo cuando percibimos una potencial amenaza o peligro. Se trata de un mecanismo natural de respuesta del organismo a la emoción básica del miedo.

Esta respuesta fisiológica se origina automáticamente para dar una respuesta de huida o lucha ante un potencial peligro que hemos percibido. En algunas ocasiones, también surge una tercera posible respuesta ante el miedo que es la parálisis.

Los cambios que se producen en el organismo cuando percibimos un peligro o una potencial amenaza a través de los sentidos, se gestan en el Sistema Nervioso Central que pone en marcha una serie de complejos mecanismos para dar una respuesta ante la potencial amenaza. Estos cambios son:

  • El cerebro centra todos sus recursos en la respuesta al posible peligro dejando de lado las pequeñas tareas.
  • Los sistemas digestivo e inmune dejan de “malgastar energía”.
  • Las pupilas se dilatan para poder captar el máximo de luz.
  • La presión arterial y la frecuencia cardiaca aumentan para elevar la circulación sanguínea y el aporte de nutrientes y O2.
  • Aumenta la frecuencia respiratoria y los pulmones captan el máximo de oxígeno posible en cada inspiración.
  • El páncreas secreta insulina y ésta moviliza las reservas de glucosa que sale al torrente sanguí
  • Los vasos sanguíneos de la piel se contraen dando lugar a los escalofrí


Todos estos cambios ocurren simultáneamente y de forma automática para que el cuerpo esté preparado para salir corriendo o atacar. El problema es que, actualmente, no sufrimos peligros o amenazas en las que corra peligro nuestra vida como sucedía cuando vivíamos en cuevas. Ahora las amenazas son del tipo, “hacienda me va a abrir una inspección”, “estoy sufriendo acoso laboral” o “creo que mi pareja está pensando en cortar conmigo”.

¿Qué es la ansiedad crónica?

Es una hiperactivación desadaptativa de la respuesta al miedo, y ocurre, por ejemplo, cuando recibimos una carta de hacienda y nuestro cuerpo reacciona con un pinchazo en el estómago, sudoración fría, urgencia por ir al baño, etc.

En este caso, un problema que nos puede preocupar, razonablemente, desencadena una reacción desmedida semejante a la que tendríamos si fuéramos atacados por un león. Esta desproporcionada respuesta se debe a una hiperactivación del sistema límbico, especialmente de la amígdala. Se ha visto en resonancia magnética realizada a múltiples pacientes con trastorno de ansiedad generalizado, que tienen aumentado el tamaño de la amígdala y que además está sobrexcitada, lo cual hace que el botón del pánico salte a la mínima ocasión.

 

El eustrés o “estrés positivo” es una forma de tensión momentánea y beneficiosa ya que nos mantiene despiertos y alerta en situaciones que requieren de cierta tensión. Pero se hace imprescindible volver al estado de descanso y relajación necesarios para que el cuerpo y la mente no entren en estados crónicos de estrés y ansiedad.